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Rosarito es un municipio de Baja California, en México, donde podrás encontrar la paz de las playas, la mejor langosta, pasearte por un mercado pesquero sobre la arena y conocer a unos ciudadanos que formaron parte del rodaje de la conocida película Titanic. ¿Te apuntas a visitar Rosarito en vídeo o mejor en texto? Tú eliges.

Por aquí te enseño cómo es pasar un día en Rosarito

Yo partí hacia este rincón desde Tijuana, una ciudad a pocos kilómetros al norte de esta localidad. Tenía ganas de acercarme a Rosarito por las historias que había escuchado en relación a las aventuras que vivieron sus habitantes a bordo del que todavía es uno de los barcos más famosos del mundo.

La primera parada que hice fue en Playas de Rosarito. Nada más llegar me encontré mucho ambiente por allí: familias, jóvenes, deportistas…

Yo decidí caminar, pero tú, cuando llegues, puedes elegir otras dos opciones para recorrer este tramo:

  • En Quad. Hay mucha gente que se recorre la playa en cuatro ruedas. Allí mismo puedes alquilar uno sin problema
  • En caballo. La clásica imagen al galope por la orilla es posible en esta zona de Baja California. Verás que te ofrecen hacer un tour sobre estos animales (yo prefiero usar mis piernas, la verdad)

Si te gusta la fiesta, es posible que la tercera opción de tu lista sea recorrer la playa «a cuatro patas». Todo Playas de Rosarito está lleno de bares y locales que sirven comida y cócteles a casi todas las horas del día. En verano, según me contaron, es una locura.

Las esculturas en la arena son muy típicas aquí. Si ves a Roberto, el chico que aparece en el vídeo donde te enseño la zona, ¡salúdale de mi parte!

De allí me fui directo a Puerto Nuevo, una zona con varios restaurantes donde puedes comer el plato más típico: la langosta. Después de elegir si la quieres pequeña (chica), mediana o grande, solo te queda mojar en mantequilla, enganchar la tortilla y comértela bien a gusto.

Consejo: saca dinero. En estos locales, por lo general, no puedes pagar con tarjeta.

Ésta es la langosta que me zampé por Rosarito.

Comer langosta en Puerto Nuevo es un lujo del que no puedes prescindir si te dejas caer por aquí»

De postre me fui a Popotla, una villa pesquera que te ofrece su singularidad con los brazos abiertos. Aquí te chocarás con pescadores que se adentran al agua y con otros que te venden su producto. El precio del pescado aquí es mucho más bajo que en Puerto Nuevo. De hecho, nos dijeron que algunos conocen Popotla como «el puerto nuevo de los pobres».

Si comes el pescado que venden en Popotla, cuéntame qué tal está por Instagram o Facebook. Me quedé con ganas de probarlo.

Y ya por último, ¿surfeas? Si eres de los que sí, no te olvides de tu tabla porque, aparte de pescar, en esta villa puedes hacer surfing. La constancia de olas es muy buena y el atardecer… El atardecer mejor te dejo que lo veas. ¡Nos leemos/vemos cada semana por aquí!

Un atardecer en Popotla.

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